11 Diles: «Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo no me
complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta
de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala
conducta.
¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?»
12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia
del
justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará
sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá
en virtud de su justicia el día en que peque.
13 Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia,
comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino
que
morirá por la injusticia que cometió.
14 Y si digo al malvado: «Vas a morir», y él se aparta de pecado y
practica el derecho y la justicia,
15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos
que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha
observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.