1 Me condujo luego hacia el pórtico, el pórtico que miraba a oriente,
2 y he aquí que la gloria del Dios de Israel llegaba de la parte
de
oriente, con un ruido como el ruido de muchas aguas, y la
tierra
resplandecía de su gloria.
3 Esta visión era como la que yo había visto cuando vine para la
destrucción de la ciudad, y también como lo que había visto junto
al río
Kebar. Entonces caí rostro en tierra.
4 La gloria de Yahveh entró en la Casa por el pórtico que mira a
oriente.
5 El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y he aquí
que la gloria de Yahveh llenaba la Casa.
6 Y oí que alguien me hablaba desde la Casa, mientras el hombre
permanecía en pie junto a mí.