13 Ofrecerás cada día en holocausto a Yahveh un cordero de un año
sin defecto: lo ofrecerás cada mañana.
14 Ofrecerás además cada mañana, como oblación, un sexto de
medida, y de aceite, un tercio de sextario, para amasar la flor de
harina.
Esto es la oblación a Yahveh, decreto eterno, fijo para siempre.
15 Se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, cada mañana, como
holocausto perpetuo.
16 Así dice el Señor Yahveh: Si el príncipe hace un regalo a alguno de
sus hijos, tomándolo de su heredad, el regalo pertenecerá a sus hijos, será su
propiedad por derecho de herencia.
17 Pero si hace de su heredad un regalo a uno de sus siervos,
pertenecerá a éste sólo hasta el año de la liberación, luego
retornará al
príncipe. Solamente a sus hijos podrá pasar su heredad.
18 El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo despojándole
de su propiedad; sólo de su propiedad particular legará partes a sus hijos,
para que nadie de mi pueblo sea privado de su propiedad.
19 Luego me llevó, por la entrada que estaba al lado del pórtico, a las
salas del Santo reservadas a los sacerdotes, las que miraban al norte. Allí,
en la extremidad occidental, había un espacio.
20 Me dijo: «Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las
víctimas de los sacrificios de expiación y de los sacrificios por el pecado, y
donde cocerán la oblación, a fin de que no se saque nada al atrio exterior y
se ve santifique así al pueblo.»
21 Me sacó luego al atrio exterior y me hizo pasar junto a los cuatro
ángulos del atrio; en cada uno de los ángulos del atrio había un patio:
22 esto es, en los cuatro ángulos del atrio, cuatro pequeños patios de
cuarenta codos de longitud y treinta de anchura, los cuatro de las mismas
dimensiones.
23 Una tapia cercaba los cuatro, y en la parte baja de la tapia había
levantados unos fogones, todo alrededor.