Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Ezequiel 8, 2-14

2 Miré: había allí una forma con aspecto de hombre. Desde lo que
parecían ser sus caderas para abajo era de fuego, y desde sus caderas para
arriba era algo como un resplandor, como el fulgor del electro.

3 Alargó una especie de mano y me agarró por un mechón de mi
cabeza; el espíritu me elevó entre el cielo y la tierra y me llevó a Jerusalén,


en visiones divinas, a la entrada del pórtico interior que mira al norte, allí
donde se alza el ídolo de los celos, que provoca los celos.

4 Y he aquí que la gloria del Dios de Israel estaba allí; tenía el aspecto
de lo que yo había visto en la vega.

5 El me dijo: «Hijo de hombre, levanta tus ojos hacia el norte.»
Levanté mis ojos hacia el norte y vi que al norte del pórtico del altar estaba
este ídolo de los celos, a la entrada.

6 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen éstos, las grandes
abominaciones que la casa de Israel comete aquí para alejarme de mi
santuario? Todavía has de ver otras grandes abominaciones».

7 Me llevó a la entrada del atrio. Yo miré: había un agujero en la
pared.

8 Y me dijo: «Hijo de hombre, perfora la pared.» Perforé la pared y se
hizo una abertura.

9 Y me dijo: «Entra y contempla las execrables abominaciones que
éstos cometen ahí.»

10 Entré y observé: toda clase de representaciones de reptiles y
animales repugnantes, y todas las basuras de la casa de Israel
estaban
grabados en la pared, todo alrededor.

11 Y setenta hombres, de los ancianos de la casa de Israel - uno de
ellos era Yazanías, hijo de Safán -, estaban de pie delante de ellos cada uno
con su incensario en la mano. Y el perfume de la nube de incienso subía.

12 Me dijo entonces: «¿Has visto, hijo de hombre, lo que hacen en la
oscuridad los ancianos de la casa de Israel, cada uno en su
estancia
adornada de pinturas? Están diciendo: “Yahveh no nos ve, Yahveh ha
abandonado esta tierra.”»

13 Y me dijo: «Todavía les verás cometer otras
grandes
abominaciones.»

14 Me llevó a la entrada del pórtico de la Casa de Yahveh que mira al
norte, y vi que allí estaban sentadas las mujeres, plañiendo a Tammuz.