2 Miré: había allí una forma con aspecto de hombre. Desde lo que
parecían ser sus caderas para abajo era de fuego, y desde sus caderas para
arriba era algo como un resplandor, como el fulgor del electro.
3 Alargó una especie de mano y me agarró por un mechón de mi
cabeza; el espíritu me elevó entre el cielo y la tierra y me llevó a Jerusalén,
en visiones divinas, a la entrada del pórtico interior que mira al norte, allí
donde se alza el ídolo de los celos, que provoca los celos.
4 Y he aquí que la gloria del Dios de Israel estaba allí; tenía el aspecto
de lo que yo había visto en la vega.