4 Doy gracias sin cesar a mi Dios, recordándote en mis oraciones,
5 pues tengo noticia de tu caridad y de tu fe para con el Señor Jesús y
para bien de todos los santos,
6 a fin de que tu participación en la fe se haga eficiente mediante el
conocimiento perfecto de todo el bien que hay en nosotros en orden a
Cristo.
7 Pues tuve gran alegría y consuelo a causa de tu caridad, por el alivio
que los corazones de los santos han recibido de ti, hermano.
8 Por lo cual, aunque tengo en Cristo bastante libertad para mandarte
lo que conviene,
9 prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad, yo, este Pablo ya
anciano, y además ahora preso de Cristo Jesús.
10 Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas,
Onésimo,
11 que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para
mí.
12 Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón.
13 Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en
estas cadenas por el Evangelio;
14 mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena
acción tuya no fuera forzada sino voluntaria.
15 Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo, precisamente para
que lo recuperaras para siempre,
16 y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un
hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para ti,
no sólo como amo, sino también en el Señor!.
17 Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele como a mí
mismo.
18 Y si en algo te perjudicó, o algo te debe, ponlo a mi cuenta.
19 Yo mismo, Pablo, lo firmo con mi puño; yo te lo pagaré... Por no
recordarte deudas para conmigo, pues tú mismo te me debes.
20 Sí, hermano, hazme este favor en el Señor. ¡Alivia mi corazón en
Cristo!