2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros,
4 rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos
vosotros
5 a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde
el primer día hasta hoy;
6 firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena
obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús.
7 Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi
corazón, partícipes como sois todos de mi gracia, tanto en mis
cadenas
como en la defensa y consolidación del Evangelio.
8 Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el
corazón de Cristo Jesús.
9 Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada
vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento,
10 con que podáis aquilatar los mejor para ser puros y sin tacha para el
Día de Cristo,
11 llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para
gloria y alabanza de Dios.
12 Quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido ha
contribuido más bien al progreso del Evangelio;
13 de tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y
entre
todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo.
14 Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis
cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin temor la Palabra.