20 Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe
sinceramente de vuestros intereses,
21 ya que todos buscan sus propios intereses y no los de Cristo Jesús.
22 Pero vosotros conocéis su probada virtud, pues como un hijo junto
a su padre ha servido conmigo en favor del Evangelio.
23 A él, pues, espero enviaros tan pronto como vea clara mi situación.
24 Y aun confío en el Señor que yo mismo podré ir pronto.
25 Entretanto, he juzgado necesario devolveros a Epafrodito, mi
hermano, colaborador y compañero de armas, enviado por vosotros con el
encargo de servirme en mi necesidad,
26 porque os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque
sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su enfermedad.
27 Es cierto que estuvo enfermo y a punto de morir. Pero Dios se
compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese
yo tristeza sobre tristeza.
28 Así pues, me apresuro a enviarle para que viéndole de nuevo os
llenéis de alegría y yo quede aliviado en mi tristeza.
29 Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en estima a
los hombres como él,
30 ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de
morir,
arriesgando su vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme
vosotros mismos.