2 Ruego a Evodia, lo mismo que a Síntique, tengan un mismo sentir
en el Señor.
3 También te ruego a ti, Sícigo, verdadero «compañero», que las
ayudes, ya que lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente
y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
4 Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
5 Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor
está cerca.
6 No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión,
presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la
súplica,
acompañadas de la acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
8 Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de
justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y
cosa
digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta.
9 Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí,
ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros.