10 Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en
maldición. Pues dice la Escritura: = Maldito todo el que no se mantenga en
la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley. =
11 - Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues
= el justo vivirá por la fe; =
12 pero la ley no procede de la fe, sino que = quien practique sus
preceptos, vivirá por ellos - =
13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo
maldición por nosotros, pues dice la Escritura: = Maldito todo el que está
colgado de un madero, =
14 a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de
Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa.
15 Hermanos, voy a explicarme al modo humano: aun entre los
hombres, nadie anula ni añade nada a un testamento hecho en regla.
16 Pues bien, las promesas fueron dirigidas a Abraham = y a = su =
descendencia. = No dice: «y a los descendientes», como si fueran muchos,
sino a uno solo, = a tu descendencia, = es decir, a Cristo.
17 Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no
puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que
la promesa quede anulada.