5 para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y
para que
recibiéramos la filiación adoptiva.
6 La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
7 De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero por voluntad de Dios.
8 Pero en otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que
en realidad no son dioses.
9 Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha
conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales
queréis volver a servir de nuevo?