9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en
un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue.
10 Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó
«mares»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas
y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre
la tierra.» Y así fue.
12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus
especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y
vio Dios que estaban bien.
13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el
día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años;
15 y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la
tierra.» Y así fue.
16 Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el
dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche,
y las
estrellas;
17 y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la
tierra,
18 y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la
oscuridad; y vio Dios que estaba bien.
19 Y atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y
aves
revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.»
21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente,
los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y
todas las
aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;
22 y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y
henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.»