2 De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu
nombre; y sé tú una bendición.
3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan.
Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.»
4 Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él
marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán.
5 Tomó Abram a Saray, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con
toda la hacienda que habían logrado, y el personal que habían adquirido en
Jarán, y salieron para dirigirse a Canaán. Llegaron a Canaán,
6 y Abram atravesó el país hasta el lugar sagrado de Siquem, hasta la
encina de Moré. Por entonces estaban los cananeos en el país.
7 Yahveh se apareció a Abram y le dijo: «A tu descendencia he de dar
esta tierra.» Entonces él edificó allí un altar a Yahveh que se le
había
aparecido.
8 De allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y desplegó su tienda,
entre Betel al occidente y Ay al oriente. Allí edificó un altar a
Yahveh e
invocó su nombre.
9 Luego Abram fue desplazándose por acampadas hacia el Négueb.
10 Hubo hambre en el país, y Abram bajó a Egipto a pasar allí una
temporada, pues el hambre abrumaba al país.
11 Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a su mujer Saray:
«Mira, yo sé que eres mujer hermosa.
12 En cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su mujer”, y me matarán
a mí, y a ti te dejarán viva.
13 Di, por favor, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por
causa tuya, y viva yo en gracia a ti.»
14 Efectivamente cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios
que la mujer era muy hermosa.