29 Así pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la redonda, se
acordó de Abraham y puso a Lot a salvo de la catástrofe, cuando arrasó las
ciudades en que Lot habitaba.
30 Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte con sus dos
hijas, temeroso de vivir en Soar. El y sus dos hijas se instalaron
en una
cueva.
31 La mayor dijo a la pequeña: «Nuestro padre es viejo y no hay
ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el
mundo.
32 Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con
él y así engendraremos descendencia.»
33 En efecto, propinaron vino a su padre aquella misma noche, y entró
la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se
acostó ni cuándo se levantó.
34 Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: «Mira, yo me he
acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta
noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre
descendencia.»
35 Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y
levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo
ella se acostó ni cuándo se levantó.