11 Llegando a cierto lugar, se dispuso a hacer noche allí, porque ya se
había puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se la puso
por
cabezal, y acostóse en aquel lugar.
12 Y tuvo un sueño; soñó con una escalera apoyada en tierra, y cuya
cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban
por ella.
13 Y vio que Yahveh estaba sobre ella, y que le dijo: «Yo soy
Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que
estás acostado te la doy para ti y tu descendencia.
14 Tu descendencia será como el polvo de la tierra y te extenderás al
poniente y al oriente, al norte y al mediodía; y por ti se bendecirán todos los
linajes de la tierra; y por tu descendencia.
15 Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te
devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te
he dicho.»