13 Y vio que Yahveh estaba sobre ella, y que le dijo: «Yo soy
Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que
estás acostado te la doy para ti y tu descendencia.
14 Tu descendencia será como el polvo de la tierra y te extenderás al
poniente y al oriente, al norte y al mediodía; y por ti se bendecirán todos los
linajes de la tierra; y por tu descendencia.
15 Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te
devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te
he dicho.»
16 Despertó Jacob de su sueño y dijo: «¡Así pues, está Yahveh en este
lugar y yo no lo sabía!»
17 Y asustado dijo: «¡Qué temible es este lugar! ¡Esto no es otra cosa
sino la casa de Dios y la puerta del cielo!»
18 Levantóse Jacob de madrugada, y tomando la piedra que se había
puesto por cabezal, la erigió como estela y derramó aceite sobre ella.
19 Y llamó a aquel lugar Betel, aunque el nombre primitivo de la
ciudad era Luz.