Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 30, 2-41

2 Jacob se enfadó con Raquel y dijo: ¿Estoy yo acaso en el lugar de
Dios, que te ha negado el fruto del vientre?»

3 Ella dijo: «Ahí tienes a mi criada Bilhá; únete a ella y que dé a luz
sobre mis rodillas: así también yo ahijaré de ella.»

4 Diole, pues, a su esclava Bilhá por mujer; y Jacob unióse a ella.
5 Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo.

6 Y dijo Raquel: «Dios me ha hecho justicia, pues ha oído mi voz y
me ha dado un hijo.» Por eso le llamó Dan.

7 Otra vez concibió Bilhá, la esclava de Raquel, y dio a Jacob un
segundo hijo.

8 Y dijo Raquel: «Me he trabado con mi hermana a brazo partido y la
he podido»; y le llamó Neftalí.

9 Viendo Lía que había dejado de dar a luz, tomó a su esclava Zilpá, y
se la dio a Jacob por mujer.

10 Y Zilpá, la esclava de Lía, dio a Jacob un hijo.
11 Lía dijo: «¡Enhorabuena!» Y le llamó Gad.

12 Zilpá, la esclava de Lía, dio a Jacob un segundo hijo,

13 y dijo Lía: «¡Feliz de mí! pues me felicitarán las demás.» Y le
llamó Aser.

14 Una vez fue Rubén, al tiempo de la siega del trigo, y encontró en el
campo unas mandrágoras que trajo a su madre Lía. Y dijo Raquel a
Lía
“«¿Quieres darme las mandrágoras de tu hijo?»

15 Respondióle: «¿Es poco haberte llevado mi marido, que encima vas
a llevarte las mandrágoras de mi hijo?» Dijo Raquel: «Sea: que se acueste
contigo Jacob esta noche, a cambio de las mandrágoras de tu hijo.»

16 A la tarde, cuando Jacob volvió del campo, sale Lía a su encuentro
y le dice: «Tienes que venir conmigo porque he pagado por ti unas
mandrágoras de mi hijo.» Y él se acostó con ella aquella noche.

17 Dios oyó a Lía, que concibió y dio un quinto hijo a Jacob.

18 Y dijo Lía: «Dios me ha dado mi recompensa, a mí, que tuve que
dar mi esclava a mi marido.» Y le llamó Isacar.

19 Lía concibió otra vez y dio el sexto hijo a Jacob.

20 Y dijo Lía: «Me ha hecho Dios un buen regalo. Ahora sí que me
apreciará mi marido, pues le he dado seis hijos.» Y le llamó Zabulón.

21 Después dio a luz una hija a la que llamó Dina.

22 Entonces se acordó Dios de Raquel. Dios la oyó y abrió su seno,


23 y ella concibió y dio a luz un hijo. Y dijo: «Ha quitado Dios
mi
afrenta.»

24 Y le llamó José, como diciendo: «Añádame Yahveh otro hijo.»

25 Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán:

«Déjame que me vaya a mi lugar y a mi tierra.

26 Dame a mis mujeres y a mis hijos por quienes te he servido, para
que me vaya; pues bien sabes bajo qué condiciones te he servido.»

27 Díjole Labán: «¡Si en algo me estimas!... Yo estaba bajo un
maleficio, pero Yahveh me ha bendecido gracias a ti.»

28 Y agregó: «Fíjame tu paga, y te la daré.»

29 Respondióle: «Tu sabes cómo te he servido, y cómo le fue a tu
ganado conmigo:

30 bien poca cosa tenías antes de venir yo, pero ya se ha multiplicado
muchísimo, y Yahveh te ha bendecido a mi llegada. Pues bien: ¿cuándo voy
a hacer yo también algo por mi casa?»

31 Dijo Labán: «¿Qué he de darte?» Respondió Jacob: «No me des
nada. Si haces por mí esta, volveré a apacentar tu rebaño. Fíjate bien:

32 Voy a desfilar hoy con todo tu rebaño. Aparta toda oveja negra y
las cabras pintas y manchadas, y eso será mi paga,

33 y la garantía de mi honradez el día de mañana. Cuando te presente
a controlar mi paga, todo lo que no fuere pinto y manchado entre las cabras
y negro entre los corderos, será lo que he robado.»

34 Dijo Labán: «Bien, sea como dices.»

35 Y aquel mismo día apartó los machos cabríos listados y
manchados, todo lo que tenía en sí algo de blanco, así como todo lo negro
entre las ovejas, y lo confió a sus hijos,

36 interponiendo tres jornadas de camino entre él y Jacob. Este último
apacentaba el resto del rebaño de Labán.

37 Entonces Jacob se procuró unas vares verdes de álamo, de
almendro y de plátano, y labró en ellas unas muescas blancas, dejando al
descubierto lo blanco de las varas,

38 e hincó las varas así labradas en las pilas o abrevaderos a
donde
venían las reses a beber, justo delante de las reses, con lo que
éstas se
calentaban al acercarse a beber.

39 O sea, que se calentaban a la vista de las varas, y así parían crías
listadas, pintas o manchadas.

40 Luego separó Jacob los machos, echándolos a lo listado y negro
que ahora había en el rebaño de Labán, y así se fue formando unos hatajos
propios, que no mezclaba con el rebaño de Labán.

41 Además, siempre que se calentaban las reses vigorosas, poníales
Jacob las varas ante los ojos en las pilas, para que se calentaran
bajo el
influjo de las varas;