3 Entonces Yahveh dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, a
tu patria, y yo estaré contigo.»
4 Jacob envió a llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaba su
rebaño,
5 y les dijo: «Vengo observando que vuestro padre ya no me mira
como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
6 Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis
fuerzas;
7 pero vuestro padre ha trapaceado conmigo y ha cambiado mi
retribución una docena de veces, si bien Dios no le ha dejado perjudicarme.
8 Si él decía: Tu paga serán las reses pintas, entonces todas las ovejas
parían pintas. Y si decía: Tu paga será lo listado, entonces todas las ovejas
parían listado.
9 De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha
dado a mí.
10 Pues bien: en la época de calentarse el rebaño, alcé los ojos y vi en
un sueño cómo los machos que montaban al rebaño eran listados, pintos y
salpicados.
11 Y me dijo el Ángel de Dios en aquel sueño: “¡Jacob!” Yo respondí:
“Aquí estoy.”
12 Y dijo: Alza los ojos, y verás que todos los machos que montan al
rebaño son listados, pintos y salpicados. Es que he visto todo lo que Labán
te ha hecho.
13 Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una
estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y
vuelve a tu país natal.»
14 Respondieron Raquel y Lía y le dijeron: «¿Es que tenemos aún
parte o herencia en la casa de nuestro padre?
15 ¿No hemos sido consideradas como extrañas para él, puesto que
nos vendió y, por comerse, incluso se comió nuestra plata?
16 Así que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre nuestra
es y de nuestros hijos. Con que todo lo que te ha dicho Dios, hazlo.»
17 Levantóse Jacob, montó a sus hijos y a sus mujeres en los
camellos,