30 Así pues, tú te has marchado porque añorabas la casa paterna, pero
¿por qué robaste mis dioses?»
31 Respondió Jacob a Labán: «Es que tuve miedo, pensando que
acaso ibas a quitarme a tus hijas.
32 Pero eso sí, que aquel a quien le encuentres tus dioses no quede con
vida. Delante de nuestros hermanos reconoce lo tuyo que yo tenga y
tómatelo.» En efecto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.