40 Estaba yo que de día me devoraba el resistero, y de noche la
helada, mientras huía el sueño de mis ojos.
41 Estos fueron mis veinte años en tu casa. Catorce años te serví por
tus dos hijas, y seis por tus ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces.
42 Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac
no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita
y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.»
43 Respondió Labán y dijo a Jacob: «Estas hijas son mías, estos hijos
son mis hijos, y estas ovejas mis ovejas, todo cuanto ves, mío es. Y, ¿qué
voy a hacerles hoy a estas mis hijas?, ¿o a los hijos que me dieron?
44 Ea, pues, ven y hagamos un pacto entre los dos..., y sirva de testigo
entre nosotros dos.»
45 Jacob tomó una piedra y la erigió como estela.
46 Y dijo Jacob a sus hermanos: «Recoged piedras.» Tomaron
piedras, hicieron un majano y comieron allí sobre el majano.
47 Labán lo llamó Yegar Sahdutá, y Jacob lo llamó Galed.
48 Labán dijo: «Este majano es hoy testigo entre nosotros dos.» Por
eso le llamó Galed,
49 y también Mispá, pues dijo: «Que Yahveh nos vigile a los dos,
cuando nos alejemos el uno del otro.