18 Y al primero le encargó: «Cuando te salga al paso mi hermano
Esaú y te pregunte “de quién eres y adónde vas, y para quién es eso que va
delante de ti”,
19 dices: “De tu siervo Jacob; es un regalo enviado para mi señor
Esaú. Precisamente, él mismo viene detrás de nosotros.”»
20 El mismo encargo hizo también al segundo, como asimismo al
tercero y a todos los que iban tras las manadas diciendo: «En estos términos
hablaréis a Esaú cuando le encontréis,
21 añadiendo: “Precisamente, tu siervo Jacob viene detrás de
nosotros.”» Pues se decía: «Voy a ganármelo con el regalo que me precede,
tras de lo cual me entrevistaré con él; tal vez me haga buena cara.»
22 Así, pues, mandó el regalo por delante, y él pasó aquella noche en
el campamento.
23 Aquella noche se levantó, tomó a sus dos mujeres con sus dos
siervas y a sus once hijos y cruzó el vado de Yabboq.
24 Les tomó y les hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que
tenía.
25 Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él
hasta rayar el alba.
26 Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se
dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél.
27 Este le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió:
«No te suelto hasta que no me hayas bendecido.»
28 Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» - «Jacob.» -
29 «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido
fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.»
30 Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» - «¿ Para qué
preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo.
31 Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues (se dijo): «He visto a Dios
cara a cara, y tengo la vida salva.»
32 El sol salió así que hubo pasado Penuel, pero él cojeaba del muslo.