14 dijeron: «No podemos hacer tal cosa: dar nuestra hermana a uno
que es incircunciso, porque eso es una vergüenza para nosotros.
15 Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como
nosotros, circuncidándose todos vuestros varones.
16 Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos para nosotros las
vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo.
17 Pero si no nos escucháis respecto a la circuncisión, entonces
tomaremos a nuestra hija y nos iremos.»
18 Sus palabras parecieron bien a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor,
19 y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la
hija de Jacob. El mismo era el más honorable de toda la casa de su padre.
20 Jamor y su hijo Siquem vinieron a la puerta de su ciudad y
hablaron a todos sus conciudadanos diciéndoles:
21 «Estos hombres nos vienen en son de paz. Que se queden en el país
y a circulen libremente, pues y a veis que pueden disponer de
tierra
espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras.
22 Pero sólo con esta condición accederán estos hombres a quedarse
con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los
varones; igual que ellos están circuncidados.
23 Sus ganados y hacienda y todas sus bestias, ¿no van a ser para
nosotros? Así que lleguemos a un acuerdo con ellos y que se queden con
nosotros.»
24 Todos los que salían por la puerta de la ciudad escucharon a Jamor
y a su hijo Siquem, y se circuncidó todo varón que salía por las puertas de
la ciudad.
25 Pues bien, al tercer día, mientras ellos estaban adoloridos, dos hijos
de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, blandieron cada uno su espada
y entrando en la ciudad sin peligro mataron a todo varón.
26 También mataron a Jamor y a Siquem a filo de espada, y tomando
a Dina de la casa de Siquem, salieron.
27 Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad
que había violado a su hermana,
28 se apoderaron de sus rebaños, vacadas y asnos, cuanto había en la
ciudad y cuanto había en el campo,
29 saquearon toda su hacienda y sus pequeñuelos y sus mujeres, y
pillaron todo lo que había dentro.
30 Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas
haciéndome odioso entre los habitantes de este país, los cananeos y
los
perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a juntarse
contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.»
31 Replicaron ellos: «¿Es que iban a tratar a nuestra hermana como a
una prostituta?»