Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 37, 14-33

14 Díjole: «Anda, vete a ver si tus hermanos siguen sin novedad, y lo
mismo el ganado, y tráeme noticias.» Le envió, pues, desde el valle
de
Hebrón, y José fue a Siquem.

15 Encontróse con él un hombre mientras estaba discurriendo por el
campo. El hombre le preguntó: «¿Qué buscas?»

16 Díjole: «Estoy buscando a mis hermanos. Indícame, por favor,
dónde están pastoreando.»

17 El hombre le dijo: «Partieron de aquí, pues yo les oí decir: “Vamos
a Dotán.”» José fue detrás de sus hermanos y los encontró en Dotán.

18 Ellos le vieron de lejos, y antes que se les acercara,
conspiraron
contra él para matarle,

19 y se decían mutuamente: «Por ahí viene el soñador.

20 Ahora, pues, venid, matémosle y echémosle en un pozo cualquiera,
y diremos que algún animal feroz le devoró. Veremos entonces en qué
paran sus sueños.»

21 Rubén lo oyó y le libró de sus manos. Dijo: «No atentemos contra
su vida.»

22 Rubén les dijo: «No derraméis sangre. Echadle a ese pozo que hay
en el páramo, pero no pongáis la mano sobre él.» Su intención era
de
salvarle de sus hermanos para devolverle a su padre.


23 Y ocurrió, que cuando llegó José donde sus hermanos, éstos
despojaron a José de su túnica - aquella túnica de manga larga que llevaba
puesta -,

24 y echándole mano le arrojaron al pozo. Aquel pozo estaba vacío,
sin agua.

25 Luego se sentaron a comer. Y levantando los ojos divisaron una
caravana de ismaelitas que venían de Galaad, con camellos cargados de
almáciga, sandáraca y ládano, que iban bajando hacia Egipto.

26 Entonces dijo Judá a sus hermanos: «¿Qué aprovecha el que
asesinemos a nuestro hermano y luego tapemos su sangre?

27 Venid vamos a venderle a los ismaelitas, pero no pongamos la
mano en él, porque es nuestro hermano, carne nuestra.» Y sus hermanos
asintieron.

28 Pasaron unos madianitas mercaderes, y descubriéndole subieron a
José del pozo. Vendieron a José a los ismaelitas por veinte piezas de plata,
y éstos se llevaron a José a Egipto.

29 Vuelve Rubén al pozo, y he aquí que José nos estaba en el pozo. El
desgarró sus ropas,

30 y volviendo donde sus hermanos les dijo: «El niño no aparece, y yo

¿qué hago ahora?»

31 Entonces tomaron la túnica de José, y degollando un cabrito,
tiñeron la túnica en sangre,

32 y enviaron la túnica de manga larga, haciéndola llegar hasta su
padre con este recado: «Esto hemos encontrado: examina si se trata
de la
túnica de tu hijo, o no.»

33 El la examinó y dijo: «¡Es la túnica de mi hijo! ¡Algún animal
feroz le ha devorado! ¡José ha sido despedazado!»