12 Había allí con nosotros un muchacho hebreo, siervo del jefe de los
guardias. Le contamos nuestro sueño, y él nos dio el sentido propio de cada
cual.
13 Y resultó que según nos lo había interpretado, así fue: A mí me
restituyó Faraón en mi puesto, y a él le colgó.»
14 Faraón mandó llamar a José y le sacaron del pozo con premura, se
afeitó y mudó de vestido y compareció ante Faraón.
15 Dijo Faraón a José: «He tenido un sueño y no hay quien lo
interprete, pero he oído decir de ti que te basta oír un sueño
para
interpretarlo.»
16 Respondió José a Faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda
en buena hora a Faraón.»
17 Y refirió Faraón a José su sueño: «Resulta que estaba yo parado a
la orilla del río,
18 cuando de pronto suben del río siete vacas lustrosas y de hermoso
aspecto, las cuales pacían en el carrizal.
19 Pero he aquí que otras siete vacas subían detrás de aquéllas, de
muy ruin y mala catadura y macilentas, que jamás vi como aquéllas en toda
la tierra de Egipto, de tan malas.
20 Y las siete vacas macilentas y malas se comieron a las siete vacas
primeras, las lustrosas.
21 Pero una vez que las tuvieron dentro, ni se conocía que las
tuviesen, pues su aspecto seguía tan malo como al principio. Entonces me
desperté,
22 y volví a ver en sueños cómo siete espigas crecían en una misma
caña, henchidas y buenas.
23 Pero he aquí que otras siete espigas secas, flacas y asolanadas,
brotaban después de aquéllas
24 y consumieron las espigas flacas a las siete espigas hermosas. Se lo
he dicho a los magos, pero no hay quien me lo explique.»
25 José dijo a Faraón: «El sueño de Faraón es uno solo: Dios anuncia
a Faraón lo que va a hacer.
26 Las siete vacas buenas son siete años de abundancia y las siete
espigas buenas, siete años son: porque el sueño es uno solo.
27 Y las siete vacas macilentas y malas que subían después de
aquéllas, son siete años; e igualmente las siete espigas flacas y asolanadas,
es que habrá siete años de hambre.
28 Esto es lo que yo he dicho a Faraón. Lo que Dios va a hacer lo ha
mostrado a Faraón.
29 He aquí que vienen siete años de gran hartura en todo Egipto.
30 Pero después sobrevendrán otros siete años de hambre y se olvidará
toda la hartura en Egipto, pues el hambre asolará el país,
31 y no se conocerá hartura en el país, de tanta hambre como habrá.
32 Y el que se haya repetido el sueño de Faraón dos veces, es porque
la cosa es firme de parte de Dios, y Dios se apresura a realizarla.
33 Ahora, pues, fíjese Faraón en algún hombre inteligente y sabio, y
póngalo al frente de Egipto.
34 Hágalo así Faraón: ponga encargados al frente del país y exija el
quinto a Egipto durante los siete años de abundancia.
35 Ellos recogerán todo el comestible de esos años buenos que vienen,
almacenarán el grano a disposición de Faraón en las ciudades, y lo
guardarán.
36 De esta forma quedarán registradas las reservas de alimento del
país para los siete años de hambre que habrá en Egipto, y así no perecerá el
país de hambre.»
37 Pareció bien el discurso a Faraón y a todos sus servidores,
38 y dijo Faraón a sus servidores: «¿Acaso se encontrará otro como
éste que tenga el espíritu de Dios?»
39 Y dijo Faraón a José: «Después de haberte dado a conocer Dios
todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
40 Tú estarás al frente de mi casa, y de tu boca dependerá todo mi
pueblo. Tan sólo el trono dejaré por encima de ti.»
41 Dijo Faraón a José: «Mira: te he puesto al frente de todo el país de
Egipto.»