15 Dijo Faraón a José: «He tenido un sueño y no hay quien lo
interprete, pero he oído decir de ti que te basta oír un sueño
para
interpretarlo.»
16 Respondió José a Faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda
en buena hora a Faraón.»
17 Y refirió Faraón a José su sueño: «Resulta que estaba yo parado a
la orilla del río,
18 cuando de pronto suben del río siete vacas lustrosas y de hermoso
aspecto, las cuales pacían en el carrizal.
19 Pero he aquí que otras siete vacas subían detrás de aquéllas, de
muy ruin y mala catadura y macilentas, que jamás vi como aquéllas en toda
la tierra de Egipto, de tan malas.
20 Y las siete vacas macilentas y malas se comieron a las siete vacas
primeras, las lustrosas.
21 Pero una vez que las tuvieron dentro, ni se conocía que las
tuviesen, pues su aspecto seguía tan malo como al principio. Entonces me
desperté,
22 y volví a ver en sueños cómo siete espigas crecían en una misma
caña, henchidas y buenas.
23 Pero he aquí que otras siete espigas secas, flacas y asolanadas,
brotaban después de aquéllas
24 y consumieron las espigas flacas a las siete espigas hermosas. Se lo
he dicho a los magos, pero no hay quien me lo explique.»
25 José dijo a Faraón: «El sueño de Faraón es uno solo: Dios anuncia
a Faraón lo que va a hacer.
26 Las siete vacas buenas son siete años de abundancia y las siete
espigas buenas, siete años son: porque el sueño es uno solo.
27 Y las siete vacas macilentas y malas que subían después de
aquéllas, son siete años; e igualmente las siete espigas flacas y asolanadas,
es que habrá siete años de hambre.
28 Esto es lo que yo he dicho a Faraón. Lo que Dios va a hacer lo ha
mostrado a Faraón.