4 Si mandas a nuestro hermano con nosotros, bajaremos y te
compraremos víveres;
5 pero si no le mandas, no bajamos, porque aquel hombre nos dijo:
“No os presentéis a mí si no está vuestro hermano con vosotros.”»
6 Dijo Israel: «¿Por qué para desgracia mía hicisteis saber a ese
hombre que teníais otro hermano?»
7 Dijeron: «!Él empezó preguntándonos por nuestra familia,
diciéndonos: ¿Tenéis aún padre? ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis
algún otro hermano? Y nosotros nos limitamos a responder a sus palabras.
¿Podíamos saber que iba a decirnos: Bajad a vuestro hermano?»
8 Dijo Judá a su padre Israel: «Deja ir al chico conmigo; deja que
vayamos para vivir y no morir ni nosotros, ni tú, ni nuestros pequeños.
9 Yo respondo de él, de mi mano lo exigirás si no lo trajere aquí y te
lo presentare, y estaría yo en falta contigo a perpetuidad.
10 Que lo que es, si no nos hubiéramos entretenido, para estas horas
ya estaríamos de vuelta.»
11 Díjoles su padre Israel: «Siendo así, hacedlo; llevaos de lo más fino
del país en vuestras cestas, y bajad a aquel hombre un regalo, un poco de
sandácara, un poco de miel, almáciga y ládano, pistachos y almendras.
12 Tomáis también con vosotros el doble de plata y devolvéis
personalmente la plata devuelta en la boca de vuestras talegas, por
si se
trata de un error.
13 Tomad, pues, a vuestro hermano y volved inmediatamente donde
ese hombre;
14 que El Sadday os haga hallar misericordia ante ese hombre, y que
él os despache y suelte a vuestro otro hermano, y a Benjamín. Por mi parte,
si he de perder a mis hijos, qué le vamos a hacer.»
15 Ellos tomaron dicho regalo y el doble de plata consigo, y asimismo
a Benjamín, y poniéndose en marcha bajaron a Egipto y se presentaron
a
José.
16 José vio con ellos a Benjamin, y dijo a su mayordomo: «Lleva a
esos hombres a casa, mata algún animal y lo preparas, porque esos hombres
van a comer conmigo a mediodía.»
17 El hombre hizo como le había dicho José, y llevó a los hombres a
casa de José.
18 Ellos se asustaron porque se les llevaba a casa de José, y dijeron:
«Es por lo de la plata devuelta en nuestros sacos la otra vez, por lo que se
nos trae acá, para ponernos alguna trampa, caer sobre nosotros y reducirnos
a esclavitud, junto con nuestros asnos.»
19 Y acercándose al mayordomo de José le dijeron a la puerta de la