18 Entonces se le acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo
va a pronunciar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu
ira contra tu siervo, pues tú eres como el mismo Faraón.
19 Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tenéis padre o algún hermano?”
20 Y nosotros dijimos a mi señor: «”Sí, tenemos padre anciano, y un
hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le
ha
quedado éste de su madre, y su padre le quiere.”
21 Entonces tú dijiste a tus siervos: «Bajádmelo, que ponga mis ojos
sobre él.”
22 Y dijimos a mi señor: “Imposible que el muchacho deje a su padre,
pues si le dejara, éste moriría.”
23 Pero dijiste a tus siervos: “Pues si no baja vuestro hermano menor
con vosotros, no volveréis a verme la cara.”
24 Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le
expusimos las palabras de mi señor.
25 Nuestro padre dijo: “Volved y compradnos algo de comer.”