8 De modo que te hemos devuelto desde Canaán la plata que
encontramos en la boca de nuestras talegas, ¿e íbamos a robar ahora de casa
de nuestro señor plata ni oro?
9 Aquel de tus siervos a quien se le encuentre, que muera; y también
los demás nos haremos esclavos del señor.»
10 Dijo: «Sea así como decís: aquel a quien se le encuentre, será mi
esclavo; pero los demás quedaréis disculpados.»
11 Ellos se dieron prisa en bajar sus talegas a tierra y fueron abriendo
cada cual la suya;
12 él les registró empezando por el grande y acabando por el chico, y
apareció la copa en la talega de Benjamín.