2 (Y se echó a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta
la casa de Faraón.)
3 José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus
hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él.
4 José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y
él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los
egipcios.
5 Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá,
pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros.
6 Porque con éste van dos años de hambre por la tierra, y aún quedan
cinco años en que no habrá arada ni siega.
7 Dios me ha enviado delante de vosotros para que podáis sobrevivir
en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz liberación.
8 O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios,
y él me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su casa y amo
de todo Egipto.
9 Subid de prisa a donde mi padre, y decidle: “Así, dice tu hijo José:
Dios me ha hecho dueño de todo Egipto; baja a mí sin demora.