4 espumas como el agua: ¡Cuidado, no te desbordes! porque subiste al
lecho de tu padre; entonces violaste mi tálamo al subir.
5 Simeón y Leví, hermanos; llevaron al colmo la violencia con sus
intrigas.
6 ¡En su conciliábulo no entres, alma mía; a su asamblea no te unas,
corazón mío!, porque estando de malas, mataron hombres, y estando de
buenas, desjarretaron toros.
7 ¡Maldita su ira, por ser tan impetuosa, y su cólera, por ser tan cruel!
Los dividiré en Jacob, y los dispersaré en Israel.
8 A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de
tus
enemigos; inclínense a ti los hijos de tu padre.
9 Cachorro de león es Judá; de la presa, hijo mío, has vuelto; se
recuesta, se echa cual león, o cual leona, ¿quién le hará alzar?
10 No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus
piernas. hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las
naciones;
11 el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna;
lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo;
12 el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos
de
leche.
13 Zabulón habita en la ribera del mar, y es tripulante de barcos,
a
horcajadas sobre Sidón.
14 Isacar es un borrico corpulento echado entre las aguaderas.
15 Aunque ve que el reposo es bueno, y que el suelo es agradable,
ofrece su lomo a la carga y termina sometiéndose al trabajo.
16 Dan juzgará a su pueblo como cualquiera de las tribus de Israel.
17 Sea Dan una culebra junto al camino, una víbora junto al sendero,
que pica al caballo en los jarretes y cae su jinete de espaldas.
18 En tu salvación espero, Yahveh.
19 A Gad atracadores le atracan, pero él atraca su retaguardia.