8 Después soltó a la paloma, para ver si habían menguado ya las aguas
de la superficie terrestre.
9 La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca,
porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando
él su
mano, la asió y metióla consigo en el arca.
10 Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma fuera
del
arca.
11 La paloma vino al atardecer, y he aquí que traía en el pico un ramo
verde de olivo, por donde conoció Noé que habían disminuido las aguas de
encima de la tierra.
12 Aún esperó otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió
donde él.
13 El año 601 de la vida de Noé, el día primero del primer mes,
se
secaron las aguas de encima de la tierra. Noé retiró la cubierta
del arca,
miró y he aquí que estaba seca la superficie del suelo.
14 En el segundo mes, el día veintisiete del mes, quedó seca la tierra.
15 Habló entonces Dios a Noé en estos términos:
16 «Sal del arca tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus
hijos.
17 Saca contigo todos los animales de toda especie que te acompañan,
aves, ganados y todas las sierpes que reptan sobre la tierra. Que
pululen
sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra.»
18 Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus
hijos.