1 En mi puesto de guardia me pondré, me plantaré en mi muro, y
otearé para ver lo que él me dice, lo que responde a mi querella.
2 Y me respondió Yahveh y dijo: «Escribe la visión, ponla clara en
tablillas para que se pueda leer de corrido.
3 Porque es aún visión para su fecha, aspira ella al fin y no defrauda;
si se tarda, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso.
4 «He aquí que sucumbe quien no tiene el alma recta, más el justo por
su fidelidad vivirá.»
5 ¡Oh, ciertamente es traidora la riqueza! ¡Es hombre fatuo y no tendrá
éxito el que ensancha como el seol sus fauces; como la muerte, él nunca se
sacia, reúne para sí todas las naciones, acapara para sí los pueblos todos!
6 ¿No profetizarán todos éstos sobre él una sátira, adivinanzas y
enigmas sobre él? Dirán: ¡Ay de quien amontona lo que no es suyo (¿hasta
cuándo?) y se carga de prendas empeñadas!