2 Así dice Yahveh Sebaot: Este pueblo dice: «¡Todavía no ha llegado
el momento de reedificar la Casa de Yahveh!»
3 (Fue, pues, dirigida la palabra de Yahveh, por medio del profeta
Ageo, en estos términos:)
4 ¿Es acaso para vosotros el momento de habitar en vuestras casas
artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?
5 Ahora pues, así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a
vuestros caminos.
6 Habéis sembrado mucho, pero cosecha poca; habéis comido, pero
sin quitar el hambre; habéis bebido, pero sin quitar la sed; os
habéis
vestido, mas sin calentaros, y el jornalero ha metido su jornal en bolsa rota.
7 Así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a vuestros
caminos.
8 Subid a la montaña, traed madera, reedificad la Casa, y yo la
aceptaré gustoso y me sentiré honrado, dice Yahveh.
9 Esperabais mucho, y bien poco es lo que hay. Y lo que metisteis en
casa lo aventé yo. ¿Por qué? - oráculo de Yahveh Sebaot - porque mi Casa
está en ruinas, mientras que vosotros vais aprisa cada uno a vuestra casa.
10 Por eso, por culpa vuestra, los cielos han negado la lluvia y la tierra
ha negado su producto.
11 Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre los montes, sobre
el trigo, el mosto y el aceite, sobre todo lo que produce el suelo, sobre los
hombres y el ganado, y sobre todo trabajo de manos.
12 Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Yehosadaq, sumo
sacerdote, y todo el Resto del pueblo escucharon la voz de Yahveh, su Dios,
y las palabras del profeta Ageo, según la misión que Yahveh su Dios
le
había encomendado, y temió el pueblo delante de Yahveh.
13 Entonces Ageo, el mensajero de Yahveh, habló así al pueblo, en
virtud del mensaje de Yahveh: «Yo estoy con vosotros, oráculo
de
Yahveh.»
14 Y movió Yahveh el espíritu de Zorobabel, hijo de
Sealtiel,
gobernador de Judá, el espíritu de Josué, hijo de Yehosadaq,
sumo
sacerdote, y el espíritu de todo el Resto del pueblo. Y
vinieron y
emprendieron la obra en la Casa de Yahveh Sebaot, su Dios.