Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hebreos 12, 8-24

8 Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que
sois bastardos y no = hijos =.

9 Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos
corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los
espíritus para vivir?

10 ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!;
mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su
santidad.

11 Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino
penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en
ella.

12 Por tanto, = levantad las manos caídas y las rodillas entumecidas =
13 = y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, = para que

el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure.

14 = Procurad la paz = con todos y la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor.


15 Poned cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios; en
que = ninguna raíz amarga retoñe ni os turbe = y por ella llegue a
inficionarse la comunidad.

16 Que no haya ningún fornicario o impío como Esaú, que por una
comida = vendió su primogenitura. =

17 Ya sabéis cómo luego quiso heredar la bendición; pero fue
rechazado y no logró un cambio de parecer, aunque lo procuró con
lágrimas.

18 No os habéis acercado a una realidad sensible: = fuego ardiente,
oscuridad, tinieblas, huracán, =

19 = sonido de trompeta = y = a un ruido de palabras = tal, que
suplicaron los que lo oyeron no se les hablara más.

20 Es que no podían soportar esta orden: = El que toque el monte,
aunque sea un animal, será lapidado. =

21 Tan terrible era el espectáculo, que el mismo Moisés dijo: =
Espantado estoy = y temblando.

22 Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad
de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles,
reunión
solemne

23 y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios,
juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación,

24 y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión
purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.