26 Pedro le levantó diciéndole: «Levántate, que también yo soy un
hombre.»
27 Y conversando con él entró y encontró a muchos reunidos.
28 Y les dijo: «Vosotros sabéis que no le está permitido a un judío
juntarse con un extranjero ni entrar en su casa; pero a mí me ha mostrado
Dios que no hay que llamar profano o impuro a ningún hombre.
29 Por eso al ser llamado he venido sin dudar. Os pregunto, pues, por
qué motivo me habéis enviado a llamar.»
30 Cornelio contestó: «Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo
haciendo la oración de nona en mi casa, y de pronto se presentó delante de
mí un varón con vestidos resplandecientes,