Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 13, 11-34

11 Pues ahora, mira la mano del Señor sobre ti. Te quedarás ciego y
no verás el sol hasta un tiempo determinado.» Al instante cayeron sobre él
oscuridad y tinieblas y daba vueltas buscando quien le llevase de la mano.

12 Entonces, viendo lo ocurrido, el procónsul creyó, impresionado por
la doctrina del Señor.

13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a
Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,

14 mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaron a Antioquía de
Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.

15 Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la
sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tenéis alguna palabra
de
exhortación para el pueblo, hablad.»

16 Pablo se levantó, hizo señal con la mano y dijo: «Israelitas y
cuantos teméis a Dios, escuchad:

17 El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció
al pueblo durante su destierro en la tierra de Egipto y los sacó con su brazo
extendido.

18 Y durante unos cuarenta años = los rodeó de cuidados en el
desierto; =

19 después, = habiendo exterminado siete naciones en la tierra de
Canaán, les dio en herencia = su tierra,

20 por unos 450 años. Después de esto les dio jueces hasta el profeta
Samuel.


21 Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu
de Benjamín, durante cuarenta años.

22 Depuso a éste y les suscitó por rey a David, de quien precisamente
dio este testimonio: = He encontrado a David, = el hijo de Jesé, =
un
hombre según mi corazón, que realizará todo lo que yo quiera. =

23 De la descendencia de éste, Dios, según la Promesa, ha suscitado
para Israel un Salvador, Jesús.

24 Juan predicó como precursor, ante su venida, un bautismo de
conversión a todo el pueblo de Israel.

25 Al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que vosotros os
pensáis, sino mirad que viene detrás de mí aquel a quien no soy digno de
desatar las sandalias de los pies.”

26 «Hermanos, hijos de la raza de Abraham, y cuantos entre vosotros
temen a Dios: a vosotros ha sido enviada esta Palabra de salvación.

27 Los habitantes de Jerusalén y sus jefes cumplieron, sin saberlo, las
Escrituras de los profetas que se leen cada sábado;

28 y sin hallar en él ningún motivo de muerte pidieron a Pilato que le
hiciera morir.

29 Y cuando hubieron cumplido todo lo que referente a él estaba
escrito, le bajaron del madero, y le pusieron en el sepulcro.

30 Pero Dios le resucitó de entre los muertos.

31 El se apareció durante muchos días a los que habían subido con él
de Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo.

32 «También nosotros os anunciamos la Buena Nueva de que la
Promesa hecha a los padres

33 Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús,
como está escrito en los salmos: = Hijo mío eres tú; yo te he engendrado
hoy. =

34 Y que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a la
corrupción, lo tiene declarado: = Os daré las cosas santas de David,
las
verdaderas. =