2 Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que
los he llamado.»
3 Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las
manos y les enviaron.
4 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de
allí navegaron hasta Chipre.
5 Llegados a Salamina anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas
de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba.
6 Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, encontraron a un
mago, un falso profeta judío, llamado Bar Jesús,
7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre prudente. Este
hizo llamar a Bernabé y Saulo, deseoso de escuchar la Palabra de Dios.
8 Pero se les oponía el mago Elimas - pues eso quiere decir su nombre
- intentando apartar al procónsul de la fe.
9 Entonces Saulo, también llamado Pablo, lleno de Espíritu Santo,
mirándole fijamente,
10 le dijo: «Tú, repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del
Diablo, enemigo de toda justicia, ¿no acabarás ya de torcer los
rectos
caminos del Señor?
11 Pues ahora, mira la mano del Señor sobre ti. Te quedarás ciego y
no verás el sol hasta un tiempo determinado.» Al instante cayeron sobre él
oscuridad y tinieblas y daba vueltas buscando quien le llevase de la mano.
12 Entonces, viendo lo ocurrido, el procónsul creyó, impresionado por
la doctrina del Señor.
13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a
Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,