13 El sábado salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde
suponíamos que habría un sitio para orar. Nos sentamos y empezamos a
hablar a las mujeres que habían concurrido.
14 Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura, natural de la
ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El Señor le abrió el
corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo.