21 Todos los atenienses y los forasteros que allí residían en ninguna
otra cosa pasaban el tiempo sino en decir u oír la última novedad.
22 Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que
vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad.
23 Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he
encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: «Al
Dios desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo
a anunciar.