24 Un judío, llamado Apolo, originario de Alejandría, hombre
elocuente, que dominaba las Escrituras, llegó a Éfeso.
25 Había sido instruido en el Camino del Señor y con fervor de
espíritu hablaba y enseñaba con todo esmero lo referente a Jesús, aunque
solamente conocía el bautismo de Juan.
26 Este, pues, comenzó a hablar con valentía en la sinagoga. Al oírle
Aquila y Priscila, le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el
Camino.
27 Queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron a ello y
escribieron a los discípulos para que le recibieran. Una vez allí fue de gran
provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído;
28 pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando
por las Escrituras que el Cristo era Jesús.