8 Había abundantes lámparas en la estancia superior donde estábamos
reunidos.
9 Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana;
un profundo sueño le iba dominando a medida que Pablo alargaba su
discurso. Vencido por el sueño se cayó del piso tercero abajo. Lo levantaron
ya cadáver.
10 Bajó Pablo, se echó sobre él y tomándole en sus brazos dijo: «No
os inquietéis, pues su alma está en él.»