Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 27, 1-13

1 Cuando se decidió que nos embarcásemos rumbo a Italia, fueron
confiados Pablo y algunos otros prisioneros a un centurión de la cohorte
Augusta, llamado Julio.

2 Subimos a una nave de Adramitio, que iba a partir hacia las costas
de Asia, y nos hicimos a la mar. Estaba con nosotros Aristarco, macedonio
de Tesalónica.

3 Al otro día arribamos a Sidón. Julio se portó humanamente con
Pablo y le permitió ir a ver a sus amigos y ser atendido por ellos.

4 Partimos de allí y navegamos al abrigo de las costas de Chipre,
porque los vientos eran contrarios.

5 Atravesamos los mares de Cilicia y Panfilia y llegamos al cabo de
quince días a Mira de Licia.

6 Allí encontró el centurión una nave alejandrina que navegaba a
Italia, y nos hizo subir a bordo.

7 Durante muchos días la navegación fue lenta y a duras penas
llegamos a la altura de Gnido. Como el viento no nos dejaba entrar
en
puerto, navegamos al abrigo de Creta por la parte de Salmone;

8 y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Puertos
Buenos, cerca del cual se encuentra la ciudad de Lasea.

9 Había transcurrido bastante tiempo y la navegación era peligrosa,
pues incluso había ya pasado el Ayuno. Pablo les advertía:

10 «Amigos, veo que la navegación va a traer gran peligro y grave
daño no sólo para el cargamento y la nave, sino también para
nuestras
propias personas.»

11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón que no a las
palabras de Pablo.


12 Como el puerto no era a propósito para invernar, la mayoría
decidió hacerse a la mar desde allí, por si era posible llegar a
Fénica, un
puerto de Creta que mira al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.

13 Soplaba ligeramente entonces el viento del sur y creyeron que
podían poner en práctica su propósito; levaron anclas y fueron
costeando
Creta de cerca.