20 «Id, presentaos en el Templo y decid al pueblo todo lo referente a
esta Vida.»
21 Obedecieron, y al amanecer entraron en el Templo y se pusieron a
enseñar. Llegó el Sumo Sacerdote con los suyos, convocaron el Sanedrín y
todo el Senado de los hijos de Israel, y enviaron a buscarlos a la cárcel.
22 Cuando llegaron allí los alguaciles, no los encontraron en la
prisión; y volvieron a darles cuenta
23 y les dijeron: «Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada y
los guardias firmes ante las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos
a nadie dentro.»
24 Cuando oyeron esto, tanto el jefe de la guardia del Templo como
los sumos sacerdotes se preguntaban perplejos qué podía significar aquello.
25 Se presentó entonces uno que les dijo: «Mirad, los hombres que
pusisteis en prisión están en el Templo y enseñan al pueblo.»