49 = El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies.
Dice el
Señor: ¿Qué Casa me edificaréis? O ¿cuál será el lugar de mi descanso?
50 ¿Es que no ha hecho mi mano todas estas cosas? =
51 «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros
siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros!
52 ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a
los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien
vosotros ahora habéis traicionado y asesinado;
53 vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la
habéis guardado.»
54 Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus
dientes contra él.
55 Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio
la
gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios;
56 y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que
está en pie a la diestra de Dios.»
57 Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se
precipitaron todos a una sobre él;
58 le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los
testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo.