25 Ellos, después de haber dado testimonio y haber predicado la
Palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén evangelizando muchos pueblos
samaritanos.
26 El Ángel del Señor habló a Felipe diciendo: «Levántate y marcha
hacia el mediodía por el camino que baja de Jerusalén a Gaza. Es desierto.»
27 Se levantó y partió. Y he aquí que un etíope eunuco,
alto
funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos
sus tesoros, y había venido a adorar en Jerusalén,