18 y el esplendor de su bosque y de su vergel en alma y en cuerpo será
consumido: será como el languidecer de un enfermo.
19 Lo que quede de los árboles de su bosque será tan poco, que un
niño los podrá contar.
20 Aquel día no volverán ya el resto de Israel y los bien librados de la
casa de Jacob a apoyarse en el que los hiere, sino que se apoyarán
con
firmeza en Yahveh.
21 Un resto volverá, el resto de Jacob, al Dios poderoso.
22 Que aunque sea tu pueblo, Israel, como la arena del mar, sólo un
resto de él volverá. Exterminio decidido, rebosante de justicia.
23 Porque es un exterminio decidido lo que Yahveh Sebaot realizará
en medio de toda la tierra.
24 Por tanto, así dice el Señor Yahveh Sebaot: «No temas, pueblo mío
que moras en Sión, a Asur que con la vara te da golpes y su bastón levanta
contra ti (en el camino de Egipto).
25 Porque un poquito más y se habrá consumado el furor, y mi ira los
consumirá.»
26 Despertará contra él Yahveh Sebaot un azote, como cuando la
derrota de Madián en la peña de Horeb, o cuando levantó su bastón contra
el mar en el camino de Egipto.
27 Aquel día te quitará su carga de encima del hombro y su yugo de
sobre tu cerviz será arrancado. Y el yugo será destruido (...)