9 He aquí que el Día de Yahveh viene implacable, el arrebato, el ardor
de su ira, a convertir la tierra en yermo y exterminar de ella a los pecadores.
10 Cuando las estrellas del cielo y la constelación de Orión no
alumbren ya, esté oscurecido el sol en su salida y no brille la luz de la luna,
11 pasaré revista al orbe por su malicia y a los malvados por su culpa.
Haré cesar la arrogancia de los insolentes, y la soberbia de los desmandados
humillaré.
12 Haré que el hombre sea más escaso que el oro fino, y la humanidad
más que metal de Ofir.
13 Por eso haré temblar los cielos, y se removerá la tierra de su sitio,
en el arrebato de Yahveh Sebaot, en el día de su ira hirviente.
14 Será como gacela acosada, como ovejas cuando no hay quien las
reúna: cada uno enfilará hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.
15 Todo el que fuere descubierto será traspasado, y todo el que fuere
apresado caerá por la espada.
16 Sus párvulos serán estrellados ante sus ojos, serán saqueadas sus
casas, y sus mujeres violadas.
17 He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no estiman
la plata, ni desean el oro.
18 Machacarán a todos sus muchachos, estrellarán a todas sus
muchachas, del fruto del vientre no se apiadarán ni de las criaturas tendrán
lástima sus ojos.
19 Babilonia, la flor de los reinos, prez y orgullo de Caldea, será
semejante a Sodoma y Gomorra, destruidas por Dios.
20 No será habitada jamás ni poblada en generaciones y generaciones,
ni pondrá tienda allí el árabe, ni pastores apacentarán allí.
21 Allí tendrán aprisco bestias del desierto y se llenarán sus casas de
mochuelos. Allí morarán las avestruces y los sátiros brincarán allí.