2 la que envía por mar embajadores, y en barcos de juncos sobre la
haz de las aguas! Id, mensajeros ligeros, a la nación esbelta y de brillante
piel, al pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya
tierra surcan ríos.
3 Todos los moradores del orbe y habitantes de la tierra, al izarse
pendón en los montes, mirad, al tañerse el cuerno, escuchad;
4 que así me ha dicho Yahveh: Estaré quedo y observaré desde mi
puesto, como calor ardiente al brillar la luz, como nube de rocío en el calor
de la siega.
5 Pues antes de la siega, al acabar la floración, cuando su fruto
en
cierne comience a madurar, cortará los sarmientos con la podadera y
los
pámpanos viciosos arrancará y podará.
6 Serán dejados juntamente a merced de las aves rapaces de los
montes y de las bestias de la tierra; pasarán allí el verano las rapaces y toda
bestia terrestre allí invernará.
7 En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahveh Sebaot, al
lugar del nombre de Yahveh Sebaot, el monte Sión, de parte de un pueblo
esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre,
nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos.