8 Y exclamó el vigía: «Sobre la atalaya, mi señor, estoy firme a lo
largo del día, y en mi puesto de guardia estoy firme noches enteras.
9 Pues bien: por ahí vienen jinetes, troncos de caballos.» Replicó y
dijo: «¡Cayó, cayó Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses se
han
estrellado contra el suelo!»