10 Cultiva tu tierra, hija de Tarsis: no hay puerto ya.
11 Su mano extendió él sobre la mar, hizo estremecer los reinos.
Yahveh mandó respecto a Canaán, demoler sus castillos,
12 y dijo: No vuelvas más a rebullir, doncella oprimida, hija de Sidón.
Levántate y vete a Kittim, que tampoco allí tendrás reposo.
13 Ahí tienes la tierra de los caldeos; no eran un pueblo; Asur la fundó
para las bestias del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron
sus
alcázares, la convirtieron en ruinas.
14 Ululad, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza.
15 Aquel día quedará en olvido Tiro durante setenta años. En los días
de otro rey, al cabo de setenta años, le sucederá a Tiro como en la canción
de la ramera:
16 «Toma el arpa, rodea la ciudad, ramera olvidada: tócala bien, canta
a más y mejor, para que seas recordada.»